Blog pensado por y para los que defendemos el modelo de vida de la clase media en lugar del modelo "liberal" que se está imponiendo.
El objetivo además es que los temas y la forma de abordarlos tengan también una óptica de clase media, encontrando un punto intermedio entre el elitismo y el populismo. Imagino que a veces es difícil no inclinarse hacia el uno ni hacia el otro, pero al menos se intentará.

jueves, 1 de septiembre de 2011

¿Cuántas horas trabajan los profesores?

Cuando la Consejería de educación de Madrid anunció por sorpresa el último día de junio el despido masivo del profesorado interino, enviando a los centros educativos la lista del número de profesores que tendrían que recortar para el siguiente curso incrementando para ello el horario de los que se quedaban, y los docentes anunciaron que habría movilizaciones, desde el primer momento imaginé los titulares informativos que buscaría el gobierno de Esperanza Aguirre: "los profesores se quejan de que les hacen trabajar 20 horas a la semana". La prensa, como siempre, no ha tardado medio segundo en hacerse eco y altavoz de este punto de vista, colocándolo en el titular y relegando la opinión de los docentes a la letra pequeña, sembrando una vez más la idea populista tan extendida en España de que ser profesor es un chollo y consiste en estar todo el año de vacaciones.


Decir que un profesor solamente está trabajando durante el tiempo en que está impartiendo sus clases es lo mismo que decir que un comercial no trabaja mientras se desplaza entre una visita a un cliente y otra, que un guardia de seguridad sólo trabaja cuando saca la porra, que un ejecutivo no trabaja cuando está reunido, que un bombero no trabaja cuando está de guardia, o cualquier otra barbaridad similar. A las horas de docencia directa, hay que sumar horas de guardia, de reuniones, de atención a los padres, y luego todo el tiempo de preparar y corregir exámenes, ejercicios, proponer actividades, etc. y eso también es trabajo. ¿Que puede haber profesores que no dedican un tiempo suficiente a preparar sus clases para lograr una enseñanza de calidad? Me parecería muy bien que se elaboraran medidas para estimular las buenas prácticas en la docencia y para disuadir a los profesores acomodados, que los hay, pero este recorte no va en absoluto por ahí sino que deteriora la calidad de la enseñanza por muchas causas:

- Aulas más masificadas, con 30 o más alumnos. Si hay menos profesores, hay que hacer grupos más numerosos.

- Se imposibilita, además, el desdoblar los grupos en las asignaturas prácticas. Esto quiere decir clases de informática en las que un ordenador debe ser compartido por dos o tres alumnos en un aula pequeña en la que se están literalmente rozando rodilla con rodilla, laboratorios de química y talleres de tecnología con 30 alumnos menores, o a veces más, trabajando con materiales delicados y a veces peligrosos bajo la supervisión de una sola persona, dejar de atender en aulas aparte con grupos pequeños a alumnos con graves dificultades de aprendizaje enviándolos al aula donde en el mejor de los casos no se van a enterar de nada y en el peor se van a dedicar a reventarles la clase a los demás, clases de idiomas donde a cada alumno le tocará hablar con suerte una vez en toda la hora, y largo etcétera.

- Muchos profesores tendrán que ponerse a dar clase de materias supuestamente afines que no dominan y que, a veces, ni siquiera les gustan. Por supuesto, sin darles ningún tipo de formación respecto a los contenidos ni a la didáctica de esas materias, echándolos a la piscina a ver si flotan.

- Habrá menos profesores para hacer guardias. Por lo tanto, si por cualquier circunstancia un día falta más de un profesor en el centro, sus alumnos menores tendrán que pasar solos toda la hora de clase o al menos un buen rato porque el único profesor de guardia no se puede dividir en dos.


Está claro que todas estas cuestiones no le preocupan al equipo de la señora Aguirre y de otras comunidades autónomas que están tomando medidas parecidas. Algo lógico para quien se plantea la escuela pública como un aparcamiento para que los menores no estén en la calle mientras sus padres trabajan; quien quiera enseñanza de calidad debe acudir a la escuela privada y para ello se aumentan las ayudas y subvenciones para quien opte por la privada no concertada (además de que la concertada es escuela también privada pero ya pagada íntegra o mayoritariamente con dinero público). Hablando en plata, el dinero de los impuestos de todos deja de dedicarse a la escuela pública y se dedica a financiar los colegios para niños bien, o se invierte en medidas propagandísticas de muy dudosa utilidad como los mal llamados "colegios bilingües" (en realidad solamente se imparten en inglés unas pocas materias a unos cuantos alumnos de unos pocos niveles, con resultados no muy eficaces en la mayoría de los casos).

Los profesores protestan porque están a favor de la calidad de la enseñanza y estas medidas sólo sirven para desmotivar al profesor y estimular la práctica docente mediocre. También las asociaciones de padres de alumnos, incluso la de padres católicos (CONCAPA), muy poco sospechosa de radicalismo izquierdista, critican estas medidas. Y también protestan los docentes, y por qué no, por el deterioro de sus condiciones laborales (no solamente el trabajar más horas, sino que con los recortes muchos han sido desplazados hacia centros muy alejados de su lugar de residencia, además de que se les ha recortado el salario, como a todos los funcionarios, hace poco) y por el despido de miles de compañeros, como haría cualquier otro colectivo. Este país necesita un poco o un mucho menos de populismo anti-funcionario y un poco o un mucho más de educación, en todos los sentidos de la palabra.

Fuente de las imágenes: El País.

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