Blog pensado por y para los que defendemos el modelo de vida de la clase media en lugar del modelo "liberal" que se está imponiendo.
El objetivo además es que los temas y la forma de abordarlos tengan también una óptica de clase media, encontrando un punto intermedio entre el elitismo y el populismo. Imagino que a veces es difícil no inclinarse hacia el uno ni hacia el otro, pero al menos se intentará.

martes, 30 de agosto de 2011

Ponga un cambio constitucional en su vida

Durante años los medios de comunicación nos habían metido en la cabeza que la constitución española era modélica, estaba muy bien como estaba, y que el más mínimo cambio en la misma era algo muy delicado y requería de un complicado y largo mecanismo de tramitación. Pero claro, eso era cuando se hablaba de reformar la constitución para reconocer el derecho de autodeterminación de una comunidad autónoma o para reforzar derechos individuales o conquistas sociales. En cambio cuando se trata de favorecer recortes sociales, vemos que se puede cambiar la constitución en unos pocos días en medio de las vacaciones de toda España con un acuerdo privado entre los líderes de los dos partidos mayoritarios, sin plantear ningún tipo de consulta popular y con una aprobación parlamentaria que es un mero trámite dado el funcionamiento cerrado y jerárquico de los partidos políticos en España. Tal vez sea un alarmista o un exagerado, pero a un sistema así yo no lo llamo democracia.


No es nada nuevo que para el PP, el PSOE y sus aliados de los medios de comunicación la constitución española es sólo un instrumento para echarles en cara a los nacionalistas vascos, catalanes y gallegos (no digo esto porque tenga especial simpatía por los nacionalistas); que esa misma constitución establezca el derecho a la vivienda y cuestione por lo tanto que la misma pueda convertirse en objeto de negocio y especulación, en cambio, siempre les ha traído al fresco. Pero este cambio constitucional exprés es una vuelta de tuerca muy inquietante. Francamente me asusta que nos estemos acostumbrando a cambios en las reglas del juego tan precipitados y que vienen dictados desde fuera. También me asusta la naturalidad con la que asumimos que el gobierno no tiene supuestamente otra opción porque quien realmente manda son eso que se llama "los mercados"; si el congreso y todas las instituciones al final no tienen poder real de decisión entonces de ninguna manera podemos decir que nuestro sistema sea democrático. Y si no lo es, entonces al menos cerremos los parlamentos estatal y autonómicos para no estar pagando a una clase política que nos sale muy cara, la verdad, y que es completamente inútil si al final quienes gobiernan España son los grandes bancos, las agencias de calificación y Angela Merkel.

La prensa afín al PSOE intenta vender que algunos sectores del partido estaban a favor de un referendum; a mí me suena al cuento del policía bueno y el policía malo. Como ZP se marcha, pues no importa que ahora pase por el malo de la película si conseguimos salvar un poco la imagen de Rubalcaba. Y la prensa afín al PP denuncia, con razón por otra parte, que España sea un país tutelado desde Alemania; el problema es que, como siempre, no se dan cuenta de que están minando el terreno por el que luego tendrá que pisar Rajoy, puesto que esa situación no tiene ninguna traza de cambiar cuando haya un nuevo gobierno y sus rivales podrán atacarles con las mismas armas que ellos están empleando ahora.

La situación no cambiará con uno u otro gobierno puesto que ante los recortes en los servicios básicos a la ciudadanía que serán el producto de este cambio constitucional, España se convertirá en un país más empobrecido y más incapaz de crear riqueza y salir de la crisis. Pero no dudo que la banca y las grandes empresas recompensarán las "difíciles y duras pero acertadas" decisiones tomadas por los polis tanto buenos como malos, Rajoy, ZP, Rubalcaba y compañía, con grandes puestos directivos una vez que se retiren de su carrera política, como ya hicieron en su momento con Felipe González y con Aznar. Todo ello sin que renuncien a sus sueldos públicos como expresidentes o ex lo que sea, por supuesto.

Fuente de la foto de ZP: universocanario.com

viernes, 26 de agosto de 2011

¿Peregrinos?

Tras haber sufrido la bastante terrorífica experiencia de intentar hacer mi vida normal en Madrid durante las llamadas jornadas mundiales de la juventud la semana pasada, la primera entrada del blog no la puedo dedicar a otro tema. Empiezo diciendo que me parece muy respetable que los católicos practicantes se reúnan en Madrid o en cualquier sitio con su líder espiritual para hacer sus ceremonias y sus celebraciones, vivimos en una sociedad plural y debe haber un espacio para todos. Pero precisamente por eso último, que la ciudad debe ser de todos y para todos, no es de recibo un trato de privilegio hasta extremos totalmente injustificables para ningún colectivo de visitantes, y tampoco para los católicos.




El primer mito que me propongo desmontar es la denominación de "peregrinos" con los que la prensa española ha bautizado a los turistas simpatizantes del Papa. Al diccionario de la RAE me remito: peregrino es aquél que "anda por tierras extrañas" o "por devoción o por voto va a visitar un santuario, especialmente si lleva el bordón y la esclavina". Muchos de los turistas que han venido a ver al Papa eran extranjeros pero no todos, ¿Madrid es una "tierra extraña" para los de Toledo? ¿Y por qué los "guiris" que vienen en cualquier momento del año a ver el Prado o a inflarse de sangría no tienen derecho a la denominación de peregrinos si también andan por "tierras extrañas"? Por otra parte, en Madrid existen algunas iglesias dignas de ver, pero ninguna tiene la categoría de santuario ni la capital de España es una ciudad santa según ninguna religión. Es decir, no ha habido ningún peregrino en Madrid, solamente turistas.


Esta falsa denominación de peregrino para el turista religioso no me parece que se quede en una anécdota, sino que resulta una buena forma de plantear de entrada un trato diferenciado con respecto a cualquier otro visitante. Me parece estupendo que vengan turistas para ver al Papa, siempre y cuando se paguen su alojamiento, se destinen al acto unas instalaciones razonables y unos medios públicos razonables, y se mantenga una actitud respetuosa con la población de la ciudad que está trabajando y haciendo su vida normal y que no está interesada en los actos en los que ellos participan.
Lo que ha ocurrido en Madrid es que las autoridades públicas han regalado la ciudad a los fans del Papa sin ningún tipo de consideración hacia la ciudadanía, y ellos han actuado, empujados por esa actitud de sumisión absoluta a sus intereses y deseos, como si Madrid entero les perteneciera. No es de recibo que todo el centro de la ciudad esté sometido a graves restricciones de tráfico y servicios públicos durante una semana entera; tampoco que, cuando llevamos años de fortísimas subidas en las tarifas del transporte público los supuestos "peregrinos" paguen un precio irrisorio por el uso de un servicio que han estado colapsando varios días. Y sobre todo que Ramón Jáuregui, ministro de la presidencia, considere poco relevante hacer las cuentas respecto a cuánto le cuesta al Estado la visita del Papa es muy insultante para todos los parados y para todos los funcionarios y pensionistas que tienen su sueldo recortado o congelado. Cuando nos están diciendo todos los días lo delicada que es la situación económica de nuestro país, muchos pensamos que no estamos para eventos y fiestas de estas dimensiones con tal derroche de medios públicos.


La falacia del "coste cero" es el segundo mito fácilmente desmontable de esta visita papal. Es un truco muy viejo, pero funciona, venderle a la prensa que algo se está financiando con dinero privado, cuando luego dicho dinero se descuenta de manera prácticamente íntegra de la declaración de la renta de las empresas patrocinadoras. Vale, el estado no está gastando ahora dinero en la visita, aparte del coste de las medidas de seguridad, de los servicios sanitarios reforzados y de los centros escolares abiertos, que ya es bastante, pero será un dinero que se dejará de recaudar en la campaña de la renta del próximo año, por lo que a efectos prácticos es el dinero de todos el que está financiando los confesionarios del Retiro, los menús del peregrino, los grandes escenarios para que las multitudes aclamen al Papa, etc. Creo, e imagino que también muchos católicos sensatos estarán de acuerdo, que en un momento de crisis tan grave en el que están en juego las pensiones, los sueldos de los funcionarios, las prestaciones de la sanidad pública que pretendían regalarse a los "peregrinos", etc., el país tiene otras prioridades. ¿Que se malgasta dinero público en muchas otras cosas? Totalmente de acuerdo y es probable que estuviera de acuerdo con quien protestara en ese sentido, pero eso no es excusa para malgastar todavía más.


Por último, no quiero pasar por alto el tema cívico. Muchos de los visitantes eran muy jóvenes, y su inconsciencia se podría disculpar hasta cierto punto, pero no la de los adultos, religiosos en muchos casos, que les acompañaban. Me parece francamente mal que no les dieran instrucciones de molestar lo menos posible a los habitantes de Madrid durante su estancia. Es una enorme falta de respeto entrar como una jauría cantando y dando palmas en un transporte público lleno de gente que va o que viene de trabajar, y también lo es invadir con los mismos cánticos la calle e imponer a los demás tus banderas y tu fiesta; aunque los medios de comunicación católicos se nieguen a realizar la más mínima autocrítica, no ha sido solamente a los supuestos "laicos agresivos" a quienes les ha molestado el comportamiento de los peregrinos; su mala educación ha sido un comentario unánime de todos los residentes de Madrid, católicos o no. Algo prácticamente inevitable cuando los privilegios que supone ha convertido a la tarjeta de "peregrino" en un pasaporte a unas vacaciones en Madrid por un precio ridículo. Turismo juvenil de bajo coste es lo que ha acabado siendo la visita del Papa. Sí, la misma algarabía ocurre también cuando hay un partido de fútbol de seguimiento masivo; me parece igualmente mal, pero no dura una semana sino unas pocas horas o un día a lo sumo y se concentra en una zona de la ciudad, no se les permite invadir Madrid al completo. Tratemos a todo el mundo por igual.


Fuente de las imágenes: El País y la cadena SER.
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